La caricia del infierno de Jennifer L. Armentrout
—¿Puedo ir? Se detuvo y se secó la parte trasera del antebrazo mientras me miraba. Transcurrió un segundo. —Estás empezando a sonar como Danika. Está pidiendo que la dejen ir a las cazas. —¿Y por qué no? Esa chica está bien entrenada. Es una Guardiana completa. Puede pelear. —Ya sabes cuál es la respuesta a eso. Fruncí el ceo. Me resultaba extraño defender a Danika cuando había pasado tanto tiempo odiándola. —A lo mejor no quiere ser solo una máquina de hacer bebés. |