Apollyon de Jennifer L. Armentrout
Me lancé bajo el brazo que Solos tenía estirado, le agarré los dos codos y retrocedí, pasando a agarrarle las muñecas mientras le plantaba un pie en la espalda. Lanzó las cuchillas y las atrapé. Las agité frente a su cara y sonreí. —La verdad es que soy la leche. Se giró, frunciendo el ceño. —Ni siquiera sé qué tipo de movimiento ha sido ese. Hice girar la daga sobre mi mano derecha. —Se llama molar mucho, y ha funcionado. |