La seducción de Elliot McBride de Jennifer Ashley
Se inclinó sobre ella y la besó otra vez, disfrutando del calor de su cuerpo contra el de él. Si la perdía, si resultaba herida... Se moriría. La estrechó con más fuerza, acariciando su rígida nuca mientras profundizaba el beso. «Nunca la dejaría, nunca la perdería». No habían podido arrebatársela antes, no permitiría que lo hicieran ahora. |