Los pecados de lord Cameron de Jennifer Ashley
Le vio frotarse la muñeca, allí donde se había aflojado la camisa. Vio de nuevo aquellas marcas de quemaduras. —¿Quién le hizo eso? —No pudo evitar preguntar. Él cerró el puño de la camisa de golpe. —Olvídelo. —¿Por qué? —Ainsley. —La palabra fue dura; contenía ríos de dolor. —¿Milord? —Basta. —Cameron le encerró la cabeza entre las manos y enredó los dedos en su pelo—. Sólo… basta. Se inclinó hacia ella y se apoderó de su boca en un beso que contenía toda la desesperación del mundo. |