Jenna Evans Welch

Me quedé mirándole un momento, mientras la ira se iba posando sobre mí como una fina capa de parmesano rallado. Mi madre nos había mantenido separados durante dieciséis años. Entonces... ¿por qué estábamos juntos ahora?

─Vale. Pues sí, intentaba decirte algo. Cuando vimos la estatua me di cuenta de que era el símbolo perfecto. Aunque las circunstancias sean extrañas y el encajar no sea fácil, quiero de verdad formar parte de tu vida. Aunque no sea la típica, me encantaría que fuéramos familia. Si a ti te parece bien.

─Tienes razón, sería bastante friki. Bueno, ¿y cómo va el diario?
─Ahora voy a leer más. ─Dudé─. Anoche fue duro, pero también bonito. A mi madre le gustaba de verdad estar aqui.
─Igual que te gustará a ti. Y a mí. A través de ti.
Negué con la cabeza.
─Ya veremos.

- Sabes, la gente viene a Italia por varias razones - Sonia me miró por el espejo retrovisor -, pero decide quedarse por dos motivos recurrentes.
- ¿Cuáles?
- El amor y el gelato.