La tienda de los suicidas de Jean Teule
Cuando entra alguien, deja de canturrear -Bueeenos dííías-... hay que decir con aire lúgubre -malos días, señora- o -le deseo una noche atroz, señor-. ¡Y sobre todo no sonrías! ¿Quieres espantar a la clientela?
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