La náusea de Jean-Paul Sartre
Si me hubieran preguntado qué era la existencia, habría respondido de buena fe que no era nada, tan sólo una forma vacía que se agrega a las cosas desde afuera, sin modificar su naturaleza. Y de golpe estaba allí, clara como el día: la existencia se reveló de improvisto. Había perdido su apariencia inofensiva de categoría abstracta: era la materia misma de las cosas, aquella raíz estaba amasada en la existencia. O, más bien la raíz [...], todo se había desvanecido; la diversidad de las cosas, su individualidad solo eran una apariencia, un barniz. Ese Barniz se había fundido, quedaban masas monstruosas y blandas, en desorden. Desnudas, con una desnudez espantosa y obscena.
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