Al envejecer, los hombres lloran de Jean-Luc Seigle
Unos libros crecían como estalagmitas, sometidos a la prueba del apilamiento. Algunas pilas llegaban hasta el techo, formando unas contra otras apretadas columnas, semejando largas tiras de papel pintado con gruesas rayas amarillas que parecían recién encolado. Una de esas pilas se vino abajo.
|