Un cadáver en Port du Bélon de Jean-Luc Bannalec
Lo cierto es que la información obtenida hasta el momento no hacía más que volverlo todo, si cabía, menos comprensible aún. En ese momento, todos los malditos detalles que iban conociendo de la historia constituían un auténtico jeroglífico. Dupin tenía la certeza de que de haber tenido un poco de cafeína en la sangre, habrían avanzado más.
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