Muerte en las islas de Jean-Luc Bannalec
Las cosas se desarrollaban como si fueran escenas de una novela. Dupin lo habría encontrado divertido si la situación no hubiera sido tan grave. Una pequeña isla incomunicada del mundo, en medio de una tormenta atronadora, en una casa vieja que crujía y se había convertido en una cárcel, en la que todos pasaban la noche en vela junto al fuego de la chimenea. Y en el transcurso de esa escena ocurrían cosas misteriosas. Tal vez un crimen o un asesinato. Lo cierto era que la mayoría de los sospechosos estaban presentes.
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