La nueva Eloísa de Jean-Jacques Rousseau
Amigo mío, acepta este vano imperio, y déjame mi honestidad: prefiero ser tu esclava, y vivir inocente, que comprar tu dependencia al precio de mi deshonra. Si te dignas a escucharme, ¡cuánto xariño, cuánto respeto has de esperar de la que te deberá su retorno a la vida! ¡Qué de encantos en la tierna unión de dos almas puras! Tus deseos, vencidos, serán las fuente de tu dicha, y los placeres que disfrutes será dignos del misno cielo.
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