Por una rosa de Javier Ruescas
—Entonces ¿vas a contestar a mi pregunta? ¿Quién eres tú exactamente, y para qué buscas a la Bestia que habita este castillo? —Responderé a todas estas cuestiones, mi querido amigo, pero no aquí. Dime, ¿no habrá por casualidad en esta mansión algún lugar más cómodo donde podamos sentarnos a conversar? Espero que no te ofenda que te lo comente, pero también es de mala educación hacer esperar a los invitados de pie en el pasillo. |