Queridos camaradas: Una vida de Javier Reverte
Vuelvo a la política. Me costó darme cuenta, con los acontecimientos posteriores que me llevaron a alejarme de ella, que yo no servía para el oficio. Y no porque fuera más ético o noble que los políticos —no creo ser tan pretencioso—, sino porque era diferente. La razón principal que mueve a todo hombre público es el poder. Les fascina, les atrae como un imán, su vida se basa en conseguirlo y conservarlo. Por eso, casi todos tienen algo de ludópatas vitales, y resulta curioso que, al tiempo, muchos de ellos sean temerosos e inseguros.
|