Hombre al agua de Javier Reverte
Claudia engalanaba su belleza con un vaporoso vestido de seda color malva, de hombros al aire y falda hasta media pantorilla. Una cadenita de oro rendía melancólico homenaje a su esbelto cuello. Sonreía otra vez sin sonreír, los hoyitos marcando en sus mejillas sonrosadas un fugaz rastro de picardía. Corrían ríos auríferos en forma de bucles sobre la piel trigueña de su escote.
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