Mi pecado de Javier Moro
Cuando vió el rostro de Leslie en la pantalla, su aire ligeramente distraído, los ojos azules que le daban aspecto de soñador y ese pelo rubio que ella había acariciado con amor, le atizó el llanto.
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Mi pecado de Javier Moro
Cuando vió el rostro de Leslie en la pantalla, su aire ligeramente distraído, los ojos azules que le daban aspecto de soñador y ese pelo rubio que ella había acariciado con amor, le atizó el llanto.
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