Las aventuras del valeroso soldado Schwejk de Jaroslav Hasek
-No podía hacer menos- declaró Svejk, fijando sus ojos bondadosos en los del inquisidor- no me pude reprimir cuando vi que todos leían la proclamación de la guerra sin manifestar ninguna alegría. Ni un grito de viva, ni un grito de hurra, nada de nada, señor Consejero.
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