El nudo materno de Jane Lazarre
Una mañana tiré mis libros por toda la casa y los destrocé, los despedacé. Después lancé los libros de James al suelo porque lo detestaba, lo detestaba por seguir inmerso en su trabajo, por haberse convertido en un padre sin haber pasado por un embarazo y un parto, [...]; y por haberse convertido en padre y seguir siendo, a los ojos del mundo y a los suyos propios, una persona.
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