Muerte Y Vida De Las Grandes Ciud de Jane Jacobs
Los arquitectos urbanistas parecen no darse cuenta del alto porcentaje de adultos necesarios para criar a los niños en sus juegos informales. Tampoco parecen comprender que los espacios y las instalaciones no crían a los niños. Pueden ser complementos útiles, pero sólo las personas educan a los niños y los integran en la sociedad civilizada. Es un disparate construir ciudades en las que se derroche esta fuerza de trabajo habitual e informal para la educación de la infancia y en las que, o se deja esta esencial tarea sin hacer en gran medida (con consecuencias terribles) o se está obligado a recurrir a personal asalariado. El mito según el cual los terrenos de recreo, la hierba, los guardas a sueldo o los supervisores son algo de por sí beneficioso para los niños y que las calles de una ciudad, llenas de gente normal y corriente, son algo esencialmente pernicioso para los niños se ha cocido en un profundo desprecio por la gente corriente. |