Jane Austen
-Bueno -dijo Emma-. Voy a contarle algo para corresponder a lo que usted me ha dicho. El señor Martin habló ayer...,escribió, quiero decir, y fue rechazado. Fue necesario que Emma repitiera lo que acababa de decir para que el señor Knightley lo creyera;acto seguido, enrojeció de sorpresa y contrariedad, al tiempo que se ponía en pie y decía lleno de indignación: -Entonces es mucho más tonta de lo que nunca imaginé. ¿Qué pretende esa niña estúpida? -¡Ah! ¡Claro! -exclamó Emma-. A los hombres les parece incomprensible que una mujer rechace una propuesta matrimonial. Se imaginan que una mujer siempre tiene que estar dispuesta a aceptar al primero que se presenta. |