Maravillosa redención de Jamie McGuire
—Eres demasiado pequeña como para estar en un lugar como este —dijo el hombre sentado a dos taburetes de distancia. —¿Un lugar cómo qué? —preguntó Anthony, alzando una ceja, mientras amagaba con empuñar un vaso. El hombre lo ignoró. —No soy pequeña —repliqué antes de beber un trajo—. Soy menudita. —¿No es lo mismo? —También tengo un táser en mi bolso y un terrible gancho de izquierda, así que no abarques más de lo que puedas apretar. |