En Manos De Un Extraño de James Grippando
Abrió los ojos y sus labios esbozaron una fina sonrisa. Lentamente, pero un poco más rápido que antes, sacó la llave y la besó antes de guardarla. Notaba el corazón desbocado y sentía el cambio que se producía en su interior. Estaba perdiendo el miedo a hacer todo aquello que sabía que ella deseaba; el único temor que le quedaba era que su ejecución no fuera absolutamente perfecta. Podía esperar hasta que lo fuera. —Buenas noches, Peyton —murmuró en voz baja. Después, en silencio, bajó las escaleras y su silueta se desvaneció en la noche. |