Las pruebas de James Dashner
— ¡A la clonc! —replicó Minho—. Soy más duro que una roca. Aún podría romperte tu bonito trasero de poni con el doble de dolor que siento. Thomas se encogió de hombros. —Me encantan los ponis. Ojalá pudiera comerme uno ahora —su estómago sonó y se quejó |