Jaime Siles publica una colección de poemas limpios y narrativos, múltiples y corales, en los que la antigüedad es una forma de fecunda subversividad.
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Jaime Siles publica una colección de poemas limpios y narrativos, múltiples y corales, en los que la antigüedad es una forma de fecunda subversividad.
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El poeta publica «Galería de rara antigüedad», un libro que confronta la cultura clásica con el reflejo íntimo de la propia vida.
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Jaime Siles (Valencia, 1951) no es sólo poeta, filólogo, ensayista y traductor como indica este volumen, sino también viajero nato, magistral maestro y conferenciante empedernido. Su formación académica es abrumadora y ha sido director del Instituto Español en Viena y agregado cultural de la Embajada española en esa ciudad, a lo que hay que añadir su esperado ingreso en junio del 2000, tras la lectura de su discurso sobre el poeta César Simón, en la Real Academia de Cultura Valenciana, y su incorporación como académico en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, entre otras. Como traductor, Siles ha plasmado al español versos de Celan, Catulo, Bertrand, Mansour, Colerige, Wordsworth, Schmidt; como poeta, ha escrito más de una docena de libros de poesía y ha sido traducido al alemán, francés e italiano, habiendo obtenido entre otros el premio Ocnos, el premio Nacional de la Crítica y el premio Loewe de poesía; como profesor, ha impartido clases en la elitista Universidad de St. Gallen en Suizay las imparte en la Universidad de Valencia y ha escrito más de una decena de libros de ensayo, acompañados por una obra fecunda dispersa, desgraciadamente, en revistas literarias y en prensa, que se inició en 1969. Este Más allá de los signos es una recopilación de las notas publicadas en los mejores suplementos literarios del país, que son-y no son sólo- lecciones literarias, donde Siles demuestra su talento para sintetizar la obra de los poetas peninsulares y mediterráneos seleccionados en este libro. Las notas de Más allá de los signos no sólo desmenuzan los libros que han generado, sino que elucidan la obra del autor reseñado, su sentir literario, su aliento poético, sus avatares en un viaje iniciático hacia la esencia poemática de unos autores, con el mar Mediterráneo y los versos como nexo. El autor contextualiza y apunta con rigor y acierto el carácter, las similitudes y las fuentes, así como el interés que posee cada libro anotado. Siles, al preparar este compendio, le daba involuntariamente una estructura en anillo a este nuevo volumen, ya que él ha disfrutado con la lectura de los libros, sobre los que ha escrito estas notas, en similar medida a lo que lo hará el afortunado lector de las páginas de Más allá de los signos. Así, Siles nos hace partícipes de sus lecturas y del provecho, que de ellas se emana, con un verbo contundente y conciso, una claridad de conceptos que insufla al lector el salitre mediterráneo de los versos que se poetizan. En un delicioso prólogo, Siles explica el criterio, la composición, los ejes de cada libro analizado, así como la intención y la finalidad del mismo en un ejercicio filológico de primer orden y de una valía inusitada. Siles afirma que “la poesía de Gimferrer es claridad desde la noche única”, indica que Cavafis fue “un alejandrino moderno” recogiendo el pensamiento de Alsina Clota, menciona las dos tendencias que en Elitis concurren, que son “la poesía hermética italiana y la parte más blanda del surrealismo francés”, considera a Mario Luzi “merecedor del Nobel”, observa que Dino Campana es “un poeta maldito” y que “su condición errante y errática han hecho un mito de él”, destaca de Baudelaire su “brillantez expositiva”, de Rimbaud su “violencia de imágenes” y de Mallarmé ”su teoría del signo” y señala su predilección por Apollinaire, de quien sostiene que “es como unos grandes almacenes de productos poéticos, que abastece y equipa a una distinguida clientela”, como Eliot, Neruda, Larrea, Alberti, Huidobro y Gerardo Diego. Este libro de nuevo demuestra que las notas, ensayos y artículos del maestro Siles son fundamentales e ineludibles para todo aquel lector inquieto y ávido de escrituras de ayer, de hoy y, sobre todo, de siempre.
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Las palabras de Ángel-Luis Pujante en el prólogo, en donde califica a Siles como un “crítico tan personal como irrepetible” y un “hombre de cultura universal”, nos adelantan el contenido de este interesante libro recopilatorio de críticas teatrales del profesor valenciano. La labor de Mariano de Paco y de César Oliva en Murcia a la hora de editar libros de y sobre teatro resulta fundamental para los amantes del arte de Talía, no sólo por mantener la serie Antología Teatral Española, sino por lograr que sobreviva Cuadernos de Teatro, convertida en Editum Teatro tras la renovación del diseño de las publicaciones de la Universidad. La portada del libro sigue el nuevo estilo unificado de estas ediciones y se decanta por cambiar de orden los sustantivos en el título. “Bambalina y tramoya” recopilaba las críticas de espectáculos de autor español y, dos años más tarde, “Tramoya y bambalina” reúne las de teatro extranjero publicadas desde mayo de 1993 a enero de 1999 en Blanco y Negro, a excepción de las tres últimas en La Razón. No obstante, se echa de menos que nadie haya asumido la tarea de Oliva en el primer volumen, la de comentar el contexto de cada espectáculo y ofrecer unas pinceladas de aquello que fue mediante anotaciones. Fuera de los dos volúmenes recopilatorios han quedado las reseñas de los libros teatrales que Siles publicó durante los descansos estivales de las temporadas escénicas. Entre esas críticas que no se han rescatado están “Agatha” de Marguerite Duras, “El gran teatro de Calderón. Personajes, temas y escenografía” de Aurora Egido, “La escuela del espectador” de Anne Ubersfeld, “La escena española actual” de Centeno, “El teatro de fin de milenio en España” de Ragué-Arias, así como libros de Carnero, Thatcher Gies, Jaspers, Vilches y Dougherty, Burguera Nadal… Una pérdida. Si los personajes de Strindberg “son el resultado no de lo que cada cual haga o quiera hacer, sino de su posición social o de su herencia”, los de Neil Simon “articula la acción no tanto sobre los planos de la escena como sobre los prismas del lenguaje y los niveles de la percepción”. Siles desliza citas de Borges o Unamuno, de Gimferrer o Hölderlin y emplea términos griegos mediante los que desvela su condición de poeta y catedrático de Clásicas. Incluso con un espectáculo fallido como “Brönte” de William Luce, Siles logra que la crítica sea mejor que la propia pieza gracias a una definición del hecho teatral que va más allá de la Brook. Y es que Siles no defrauda. + Leer más |
Gregorio Samsa es un ...