La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Mata o te mataran, come o seras comido era la ley, y el obedecia ese mandato proveniente de la noche de los tiempos. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Mata o te mataran, come o seras comido era la ley, y el obedecia ese mandato proveniente de la noche de los tiempos. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: La piedad no existia en la vida primitiva. Se confundia con el temor, y tal error acarreaba la muerte. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Habia aprendido bien la ley del garrote y el colmillo, y nunca desaprovechaba una ventaja ni perdonaba a un enemigo que habia puesto en camino hacia la muerte. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Partia el corazon verlo, pero el corazon de Buck era irrompible. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: El grito de la Vida hundiendose desde la cuspide de la Vida hasta las garras de la Muerte. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Estaba poseido por el mero surgir de la vida, por la ola de la existencia, por la alegria perfecta de cada musculo, de cada articulacion y de cada nervio, y por todo lo que no era muerte, que era brillante y lozano, y se expresaba en su movimiento, al volar exultante bajo las estrellas, sobre el rostro de la materia inerte. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Era una cancion vieja, tan vieja como la raza, una de las primeras canciones de un mundo joven en un tiempo en que las canciones eran tristres. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Respetar la propiedad privada y los sentimientos personales estaba muy bien en el Sur, donde retia la ley del amor y del compañerismo, pero en las tierras del Norte, bajo la ley del garrote y el colmillo, quien tuviera en cuenta esas cosas era un idiota y, en la medida que actuara conforme a ellas, no lograria salir adelante. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: El debil no tenia ninguna oportunidad. Una caida significaba la muerte. Y penso que se las tendria que arreglar para no caer jamas. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Pues esos perros y esos hombres no eran perros y hombres de ciudad, eran todos salvajes que no conocian otra ley que la del garrote y el colmillo |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Un hombre con un palo impone su ley, es un amo al que hay que obedecer, aunque no necesariamente granjearse su afecto. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Todo el dolor que habia soportado hasta aquel momento le parecio insignificante en comparación con la cruel agonia de ese ataque. |
La llamada de lo salvaje de Jack London
La llamada de lo salvaje: Antiguos anhelos nómadas manan, y liman la cadena de la costumbre; de nuevo de su sueño invernal el atavismo salvaje resurge |
El vagabundo de las estrellas de Jack London
Es grotesco, resulta ridícula la desfachatez de esos gusanos que creen que pueden matarme. No puedo morir. Soy inmortal, como ellos; la diferencia es que ellos no lo saben, y yo sí.
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La quimera del oro de Jack London
El sonido de la oscuridad es piadoso, amortajándole a uno como para protegerle, y exhalando mil consuelos intangibles: pero el brillante silencio blanco, claro y frío bajo cielos de acero, es despiadado.
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La quimera del oro de Jack London
La naturaleza tiene muchas artimañas para convencer al hombre de su finitud -el incesante fluir de las mareas, la furia de la tormenta, la sacudida del terremoto, el largo retumbar de la artillería del cielo-, pero la más tremenda, la más sorprendente de todas es la fase pasiva del silencio blanco. Cesa todo movimiento, el aire se despeja, los cielos se vuelven de latón; el más pequeño susurro parece un sacrilegio, y el hombre se torna tímido, asustado del sonido de su propia voz. Única señal de vida que viaja a través de las espectrales inmensidades de un mundo muerto, tiembla el aire ante su propia audacia, se da cuenta de que su vida no vale más que la de un gusano. Surgen extraños pensamientos no llamados, y el misterio de todas las cosas pugna por darse a conocer. Y el temor a la muerte, a Dios, al universo, se apodera de él, la esperanza en la resurrección y la vida, su deseo de inmortalidad, la lucha vana de la esencia aprisionada. Entonces, si alguna vez ocurre, el hombre camina solo con Dios.
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John Barleycorn. Memorias de un alcohólico de Jack London
El caso es que el encanto de John Barleycorn seguía siendo un misterio para mí. Mi organismo no era alcohólico y la bebida no me atraía en absoluto. Las reacciones químicas que me producía no me agradaban porque no necesitaba semejante satisfacción química. Bebía porque mis acompañantes tomaban alcohol y porque mi naturaleza no me permitía ser menos hombre que los demás, sobre todo cuando se entregaban a su pasatiempo favorito.
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La peste escarlata de Jack London
De aquella revuelta oscuridad salía la voz estridente de una mujer pidiendo ayuda. Pero no fui a socorrerla. Ante escenas como aquella, el corazón del hombre se endurece como el metal, y se oían demasiadas súplicas.
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La peste escarlata de Jack London
Llamábamos a quienes conseguían los alimentos hombres libres. Lo que acabo de decir es una broma. Nosotros, los miembros de la clase dominante, pues seríamos todas las tierras, todas las máquinas, todo. Los encargados de conseguir los alimentos eran nuestros esclavos. Nos quedábamos con casi toda la comida que conseguían y les dejábamos un poco para que comieran y trabajaran y nos consiguieran más comida.
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La peste escarlata de Jack London
La raza humana está condenada a hundirse cada vez más en la noche primitiva antes de empezar de nuevo su sangriento ascenso hacia la civilización.
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La edad de la inocencia