Amante Despierto de J.R. Ward
Zsadist entró en su cuarto en silencio. Después de fijar la temperatura y poner la medicina sobre el escritorio, se acercó a la cama y se recostó contra la pared, en medio de las sombras. Pareció quedar suspendido en el tiempo mientras velaba el sueño de Bella, concentrado en la suave elevación de las mantas que marcaba su respiración. Podía sentir como los minutos se convertían en horas, y sin embargo no se pudo mover, aunque se le durmieron las piernas por la quietud.
|