Zenobia, un caso de Honora Brim de J.R. Plana
- ¡Eso está al lado de donde me encontraba!- exclamé cuando entré por la otra puerta, calado hasta los huesos-. ¿Para qué me ha hecho venir? Podíamos haber quedado directamente allí. -¿Y aburrirme todo el camino? Ni hablar. Justo es la hora del peor tráfico, y los días de lluvia se montan unos atascos del demonio. ¡Menudo tostón ir sola! |