Asesinato en el laberinto de J. J. Connington
—Prueba con el laberinto —le aconsejó. [...] —Ah, ¿te refieres a nuestro laberinto? [...]. No es mala idea. Como bien dices, seguro que nadie me molesta si me instalo en alguno de los dos centros. Además, ahora mismo quiero disfrutar de todo el aire fresco que pueda. Será mejor estar fuera que en ningún sitio de la casa. [...]. |