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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Hay cosas que no deberían cambiar, cosas que uno debería poder meter en una de esas vitrinas de cristal y dejarlas allí tranquilas.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Si realmente les interesa lo que voy a contarles, probablemente lo primero querrán saber es dónde nací, y lo asquerosa que fue mi infancia, y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y todas esas gilipolleces estilo David Copperfield, pero si quieren saber la verdad no tengo ganas de hablar de eso. Primero porque me aburre y, segundo, porque a mis padres les darían dos ataques por cabeza si les dijera algo personal acerca de ellos. Para estas cosas son gente muy susceptibles, sobre todo mi padre. Son buena gente y todo eso, no digo que no, pero también son más susceptibles que el demonio. Además, no crean que voy a contarles mi maldita autobiografía ni nada de eso. Sólo voy a hablarles de unas cosas de locos que me pasaron durante las Navidades pasadas, justo antes de que me quedara hecho polvo y tuviera que venir aquí a tomarmelo con calma.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Para conocer a una chica no hace falta acostarse con ella.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
-Oye, te había comprado un disco, pero se me ha roto al venir para acá. Saqué los trozos del bolsillo y se los enseñé. -Estaba borracho-le dije. -Dame los pedazos. Los guardaré. |
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
"Los que de verdad me vuelven loco son esos libros que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera amigo tuyo y pudieras llamarle por teléfono cuando quisieras".
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
A mi padre, cuando duerme, se le puede partir una silla en la cabeza y ni se entera, pero basta con que alguien tosa en Siberia para que mi madre se despierte.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
¡Maldito dinero! Siempre acaba amargandole a uno la vida.
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A girl I knew de J. D. Salinger
I carried the letter with me for months, opening and reading it in bars, between halves of basketbal games, in Government classes, and in my room, until finally it began to get stained, from my wallet, the color of cordovan, and I had to put it away somewhere.
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A girl I knew de J. D. Salinger
There a certain foul blows, notably in love and soccer, that are not immediately followed by audible protest.
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A girl I knew de J. D. Salinger
The apartment below mine had the only balcony of the house. I saw a girl standing on it, completely submerged in the pool of autumn twilight. She wasn’t doing a thing that I could see, except standing there leaning on the balcony railing, holding the universe together.
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A girl I knew de J. D. Salinger
She had immense eyes that always seemed in danger of capsizing in their own innocence.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir noblemente por una causa, mientras que el hombre maduro aspira a vivir humildemente por ella
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Por si no saben quién es, les diré que ha escrito El pececillo secreto, que es un libro de cuentos fenomenal. El mejor de todos es el que se llama igual que el libro. Trata de un niño que tiene un pez y no se lo deja ver a nadie porque se lo ha comprado con su dinero. Es una historia estupenda. Ahora D.B. está en Hollywood prostituyéndose. Si hay algo que odio en el mundo es el cine. Ni me lo nombren.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Eso es lo malo. Que no hay forma de dar con un sitio bonito y tranquilo porque no existe. Puedes creer que existe, pero una vez que llegas allí, cuando no estás mirando, alguien se cuela y escribe delante de tus narices. Prueben y verán. Creo que si algún día me muero y me meten en un cementerio y me ponen encima una lápida que diga Holden Caulfield y el año en que nací y el año de mi muerte, debajo alguien escribirá . De hecho estoy convencido.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Después me los imaginé metiéndome en una tumba horrible con mi nombre escrito en la lápida y todo. Me dejarían allí rodeado de muertos. ¡Jo! ¡Buena te hacen cuando te mueres! Espero que cuando me llegue el momento, alguien tendrá el sentido suficiente como para tirarme al río o algo así. Cualquier cosa menos que me dejen en un cementerio. Eso de que vengan todos los domingos y todas esas puñetas... ¿Quién necesita flores cuando ya se ha muerto? Nadie.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberlas conocido a personas que me importan un comino. Pero supongo que si uno quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías como esa.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Me dio miedo que se cayera del caballo, pero no le dije nada. A los niños hay que tratarles así. Cuando se empeñan en hacer una cosa, es mejor dejarles. Si se caen que se caigan, pero no es bueno decirles nada.
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Es el tipo de caida destinada a los hombres que en algun momento de su vida buscaron en su entorno algo que este no podia proporcionarles
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir noblemente por una causa, en cambio el hombre maduro aspira a vivir humildemente por ella
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El guardián entre el centeno de J. D. Salinger
¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (…) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.
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¿Quién es autor del libro?