Franny y Zooey de J. D. Salinger
En cuanto a simple lógica, no hay ninguna diferencia, que yo sepa, entre el hombre que ansía acumular un tesoro material, o incluso intelectual, y el hombre que ansía acumular un tesoro espiritual. Como has dicho, un tesoro es un tesoro, ¡maldita sea! Y me parece que todos los Santos que han odiado el mundo a lo largo de la historia han sido tan codiciosos y poco atractivos, básicamente, como cualquiera de nosotros.
|