Historia de los abuelos que no tuve de Ivan Jablonka
Mi revuelta, muy débil revuelta a decir verdad, se erige contra el olvido y el silencio, contra el orden de las cosas, la indiferencia, la banalidad. Mi investigación llega a su fin, sus vidas también. Pero este final también es una liberación, pues ahora han sido devueltos a su vitalidad nativa, al torrente: seres irreductible y desmesuradamente hechos para la vida. En el momento de la separación, quisiera decirles que los quiero, que pienso en ellos a menudo, que admiro su vida tal y como la vivieron, su libertad tal y como la enarbolaron, que siento gratitud para con ellos porque les debo mi vida en Francia, un país en paz, libre y rico –aunque quizá ellos no vieran así las cosas–.
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