A Isabel Allende la leí mucho hace tiempo y siempre al terminar uno de sus libros me sentía un poco huérfana y con el corazón encogido. La única manera que encontré para describir su escritura suave y bonita fue comparándola con una caricia al alma. Largo pétalo de mar no lo fue y Violeta mucho menos. Violeta es la narradora del libro, una mujer de 100 años que nació en medio de una pandemia y ha vivido lo suficiente como para padecer otra. Ella es la voz de una época. Épica y apasionante según la contraportada, aburrida y falta de atractivo para mi. A Violeta le falta fuerza, pasión y personalidad. Le falta atraparte. La sensación que tuve fue la de estar escuchando el rollo de una abuela, plano y lineal, sin sorpresas, como si la escritura de Isabel Allende se hubiera aguado con los años y hubiera perdido garra y profundidad. Fue una autora muy importante para mi y tiene un lugar especial en mi biblioteca. Con ella descubrí un mundo y un estilo preciosos y agradables que eran casa. Por eso, me duele no sentir lo mismo con sus historias más recientes. Pero, quiero seguir probando. Necesito recuperarla. + Leer más |