El viento conoce mi nombre de Isabel Allende
Se puso en acción, sorprendida ante la tremenda huella que cada persona va dejando en el mundo a lo largo de la vida.
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El viento conoce mi nombre de Isabel Allende
Se puso en acción, sorprendida ante la tremenda huella que cada persona va dejando en el mundo a lo largo de la vida.
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Isabel Allende
Qué habría sucedido si nos hubiéramos quedado en el Chile de la dictadura? (...) Mí país inventado es un homenaje al territorio mágico del corazón y los recuerdos, al país pobretón y amigable donde tú y Nico pasaron los años más felices de la infancia.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Ella era una criatura romántica y sentimental, con tendencia a la soledad, de pocas amigas, capaz de emocionarse hasta las lágrimas cuando florecían las rosas en el jardín.
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Mujeres del alma mía de Isabel Allende
Es imposible calzar en el molde que nos imponen la publicidad, el mercado, el arte, los medios de comunicación y las costumbres sociales. Cultivando nuestra baja autoestima nos venden productos y nos controlan.
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Paula de Isabel Allende
... el futuro no existe, dicen los indios de altiplano, solo contamos con el pasado para extraer experiencia y conocimiento, y el presente, que es apenas un chispazo, puesto que en el mismo instante se convierte en ayer.
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Violeta de Isabel Allende
...si los hombres parieran y tuvieran que aguantar a un marido, el aborto y el divorcio serían sacramentos.
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El amante japonés de Isabel Allende
“La edad, por sí sola, no hace a nadie mejor ni más sabio, sólo acentúa lo que cada uno ha sido siempre”.
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Violeta de Isabel Allende
Las almas sin culpa se van flotando livianas al espacio sideral y se convierten en polvo de estrellas.
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Violeta de Isabel Allende
Con él aprendí a observar y escuchar con atención, a ubicarme en el bosque, a andar en ríos y lagos helados, a encender fuego sin fósforos, a abandonarme al placer de hundir la cara en una sandía jugosa y a aceptar la pena inevitable de despedirme de la gente y los animales, porque no hay vida sin muerte, como él sostenía.
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Violeta de Isabel Allende
Lo único que quiero es cerrar los ojos y dejar de existir, disolverme en el vacío, como la niebla del amanecer»
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El viento conoce mi nombre de Isabel Allende
Fueron con ella a la casa del horror. En el auto con patente diplomática pudieron pasar los cordones de seguridad y acercarse. Era una vivienda de buena factura, en un terreno grande, en las afueras de la ciudad. Eduvigis les dijo que no era cierto que se tratara sólo de crímenes antiguos, como había sugerido el Gobierno, la mayoría eran víctimas de violencia reciente.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
El pasado y el futuro eran parte de la misma cosa y la realidad del presente eran un caleidoscopio de espejos desordenados donde todo podía ocurrir.
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Violeta de Isabel Allende
Teresa decía que si los hombres parieran y tuvieran que aguantar a un marido, el aborto y el divorcio serian sacramentos.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
-Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos miedo de lo desconocido. Pero el miedo es algo interior que no tiene nada que ver con la realidad. Morir es como nacer: sólo un cambio.
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Violeta de Isabel Allende
La Iglesia católica colaboraba con la bestial represión, incluso con los infames vuelos de la muerte, pero había curas y monjas disidentes que se jugaban enteros por las víctimas y muchos lo pagarían con sus vidas.
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Violeta de Isabel Allende
Con el tío Bruno celebraba el milagro de la vida en cada pollito que salía del cascarón y en cada tomate que llegaba del huerto a la mesa; con él aprendí a observar y escuchar con atención, a ubicarme en el bosque, a nadar en ríos y lagos he lados, a encender fuego sin fósforos, a abandonarme al placer de hundir la cara en una sandía jugosa y a aceptar la pena inevitable de despedirme de la gente y los animales, porque no hay vida sin muerte, como él sostenía.
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El viento conoce mi nombre de Isabel Allende
Cuando supo que se interesaban en el añil, se lanzó en otra clase sobre el “oro azul”, que se conocía desde el siglo XVI y perdió su valor cuando se inventaron las tinturas sintéticas, pero era una de las tradiciones artísticas del país. De eso derivó hacia las pirámides precolombinas, que insistió en mostrarles, pero ellos no tenían tiempo para hacer turismo... |
Más allá del invierno de Isabel Allende
Cualquier desdicha de un día sería historia antigua el siguiente.
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¿En qué época está ambientada la obra?