Los fuegos de otońo de Irčne Némirovsky
Yo... yo no soy nada. Mi vida o mi muerte no significan nada. Los héroes, la gloria..., derramar tu sangre por la patria... Monsergas de los civiles. En realidad, ni siquiera soy necesario. Para la guerra moderna, lo que se necesitan son máquinas. Una máquina blindada, perfeccionada, que, sin patriotismo, fe ni valentía, aniquilara al mayor número posible de enemigos, sustituiría con ventaja a todo un batallón de héroes. Y los civiles lo intuyen. Siguen repitiendo que nos quieran y nos admiran para guardar las formas, pero todos y cada uno de ellos piensan y saben que no somos nada, que una máquina ciega es mucho más valiosa que nosotros.
|