El espectador de Imre Kertész
Si quisiera definir desde fuera “por qué escribo” (definición, por cierto, que no tiene mucho sentido), diría lo siguiente: para salvar y rescatar nuestras almas de la fatalidad espiritual que crean la política, la economía y la ideología que las sostiene, para encontrar ni que sea por un momento el camino a casa desde la inhumanidad, desde el extranjero, desde el destierro; a casa: es decir, a nuestra propia vida y a nuestra propia muerte.
|