El espectador de
Imre Kertész
La brutalidad es el principio de la naturaleza frente a los seres vivos. El hombre y el perro esta mañana. El perro, un chucho enorme, mezcla de San Bernardo, estaba atado a una estaca de hormigón delante del café de la plaza Moszkyva. Una mujer le hablaba con tono cariñoso. En eso apareció el dueño del perro, un tipo fuerte y hediondo, un topo que semejaba una auténtica bestia, lo soltó con rudeza, lo tironeó de la correa, no lo dejó orinar, y el perro toleró la tortura con leal entrega (o con vil cobardía) al tiempo que volvía de vez en cuando la cabeza y ladraba hostilmente a la mujer que tal amablemente lo había tratado.