La virgen negra de Ilaria Tuti
Ella era así. Podría llegar a ser brutal solo para comprender hasta donde podía llegar una persona arrastrada por la rabia. Ponía a prueba, sondeaba con puñaladas fulminantes porque sabía perfectamente, más que cualquier otra persona que Massimo conociera, que el ser humano finge todos los días de su vida: por un mecanismo de defensa, por pereza, por costumbre, por convención, en su beneficio. Simplemente para sobrevivir.
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