TODAS LAS MUJERES MUERTAS de Ignacio Cid Hermoso
Se agachó y chupó su rostro. Sabía a piel muerta y a polvo de libro. Volvió a excitarse y a llorar sobre su cuerpo.
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TODAS LAS MUJERES MUERTAS de Ignacio Cid Hermoso
Se agachó y chupó su rostro. Sabía a piel muerta y a polvo de libro. Volvió a excitarse y a llorar sobre su cuerpo.
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