Arcadia de Iain Pears
Podía seguir allí sentada, compadeciéndose de sí misma, con un trozo de corteza clavándosele en el trasero, o podía levantarse, enjugarse las lágrimas y hacer algo.
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Arcadia de Iain Pears
Podía seguir allí sentada, compadeciéndose de sí misma, con un trozo de corteza clavándosele en el trasero, o podía levantarse, enjugarse las lágrimas y hacer algo.
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