El castillo de Otranto de Horace Walpole
Sé muy bien que la adoración con que contemplo ese retrato no es común, pero no estoy enamorada de un lienzo pintado. El carácter de ese príncipe virtuoso, la veneración por su memoria que me ha inspirado mi madre, las oraciones que hemos rezado juntas -no sé por qué- ante su tumba, todas estas cosas me han convencido de que, de una manera u otra, mi destino está ligado a algo relacionado con él.
|