La búsqueda del absoluto de Honoré de Balzac
[...] el sueño le libraba sin duda de importunos pensamientos; pero al día siguiente, se levantaba melancólico ante la perspectiva del día que tenía por delante, y parecía medir el tiempo que tenía que consumir, como el viajero extenuado contempla el desierto que ha de franquear.
|