Un asunto de familia de Hirokazu Kore-eda
Sin duda, yo fui madre. La yema que me tocó el brazo cuando Lin y yo comparamos las cicatrices en el baño. Sus ojos mirando mis lágrimas mientras nos abrazábamos y quemábamos su ropa. La manita que agarraba la mía en la orilla del mar. No di a luz; sin embargo, fui su madre.
|