A lo lejos de Hernán Díaz
De nuevo al oeste. La hierba, el horizonte. La tiranía de los elementos. Imágenes indefinidas en su cerebro; apenas pensamientos. El caballo decidiendo el rumbo. Comidas esporádicas. Carraspeos para recordarse a sí mismo. Quemado por el sol. De cuando en cuando, el olor de su propio cuerpo. Un interés vago y ausente por las flores y los insectos. Lluvia. Ningún rastro, ninguna amenaza. A veces, un fuego bajo sus dedos. El burro y el caballo en su presente perpetuo. Sus manos haciendo cosas. Seguir. Respirar, de algún modo. Entumecido, sin alivio de su creciente desolación. Dejando que el cielo estrellado lo absorbiera cada noche.
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