Los Mutilados de Hermann Ungar
Una noche en la que él estaba en el oscuro corredor situado detrás de la tienda, con el armario del pan abierto, se abrió la puerta de la habitación de la tía. Él se apretó contra la pared. Por el vano iluminado de la puerta salió su padre en camisón. Tras él apareció por un momento, como una sombra, la figura de la hermana del padre. La tía corrió el cerrojo por dentro.
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