Los Mutilados de Hermann Ungar
Con ellos vivía una hermana del padre, viuda y sin hijos, que a la muerte de la madre de Polzer había acudido para llevar la casa. Polzer tenía la vaga impresión de que la hermana de su padre había echado de casa a la madre muerta, y desde el primer momento la miró con evidente aversión. Tampoco la tía se molestaba en disimular los sentimientos que él le inspiraba. Le llamaba granuja e inútil, glotón y holgazán. Le daba de comer tan poco que él tuvo que hacer una copia de la llave de la despensa, y por la noche robaba comida en casa de su padre.
|