Trópico De Capricornio de Henry Miller
Si consigue uno sobrevivir, seguir viviendo y superar la sensación de desesperación y de futilidad, en ese caso ocurre otra cosa curiosa. Es como si uno hubiera muerto realmente y hubiese resucitado efectivamente; vive uno una vida supranormal. Es decir, que uno es alegre, sano e indiferente de una forma que no es natural. Desaparece el sentido trágico: sigue uno viviendo como una flor, una roca, un árbol, unido a la naturaleza y enfrentado a ella al mismo tiempo. La vida se convierte en un espectáculo. La soledad queda suprimida, porque todos los valores, incluidos los tuyos, están destruidos. Lo único que florece es la compasión, pero no es una compasión humana, una compasión limitada: es algo monstruoso y maligno. Te importa todo tan poco, que puedes permitirte el lujo de sacrificarlo por cualquiera o por cualquier cosa. La superficie de tu ser está desintegrándose constantemente; sin embargo por dentro te vuelves duro como un diamante. Y quizá sea ese núcleo duro, magnético dentro de ti lo que atrae a los otros hacia ti de buen o mal agrado. Te conviertes en una anomalía de la naturaleza, en un ser sin nombre, nunca volverás a morir, sino que desaparecerás como los fenómenos que te rodean.
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