El hombre de la dinamita de Henning Mankell
Cuando uno envejece, es fácil que sienta envidia de los jóvenes. Uno quiere vivir y participar de todo. Yo creo que mucha gente riñe a los jóvenes porque tiene envidia. Y hay que entenderlo. Es natural. Nadie quiere llegar a viejo y que lo aparquen, con los huesos doloridos y el corazón pendiente de un hilo en el pecho.
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