El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince
Hay períodos de la vida que transcurren en una especie de armoniosa felicidad, períodos que tienen la tenue tonalidad de la alegría, y para mí los más nítidos coinciden con aquellos años, en aquellas largas vacaciones con mis primos costeños, que hablaban un español mucho más dulce y agradable que el nuestro, que era en cambio duro y montañero, unos primos que después —cuando llegaron las tragedias— volvimos a ver poco, como si nosotros nos avergonzáramos de nuestra tristeza, o como si ellos tuvieran la prudencia de no querer refregarnos en la cara su felicidad conservada […].
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