Crónica del pájaro que da cuerda al mundo de Haruki Murakami
Kimiko y yo simpatizamos desde el principio. No fue una de aquellas emociones fuertes e irresistibles, como una descarga eléctrica, algunos experimentan al encontrarse, sino un sentimiento mucho más dulce y sosegado. Como dos pequeñas luces que, mientras avanzan en paralelo a través de un basto espacio oscuro, van acercándose de forma imperceptible la una a la otra.
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