Matar a un ruiseñor de Harper Lee
De todos modos, Hill se estaba poniendo muy pesado; siempre seguía a Jem a todas partes. A principios de verano me pidió que me casase con él, pero pronto se olvidó. Estableció sus derechos sobre mí, declaró que yo era la única chica a la que amaría en su vida, y luego me abandonó. Le di un par de palizas, pero fue inútil, sólo sirvió para que se arrimara más a Jem.
|