Tan poca vida de Hanya Yanagihara
Por lo rígidas que tenía las piernas, apoyadas en una caja de libros, supo que el dolor era fuerte, y también que él no podía hacer nada por aliviarlo. Si le decía: «Jude, deja que te traiga una aspirina», él replicaría: «Estoy bien, Willem. No necesito nada»”.
|